El valor de la soledad

Si luego de la locura que significa vivir, nos preguntamos — ¿Tan insoportable soy, que aún estoy sola? — y buscamos y seguimos buscando al príncipe azul que Disney nos exige, un hombre que sea relajado, pero fiel, inteligente, pero no tanto, que no le guste salir mucho y que por supuesto nos trate con el pétalo de una rosa ¡pero claro! si llega alguien similar ¡lo encontramos muy fome!

"Celos" el inevitable miedo a perderte

La ultima relación que tuve duro alrededor  de 4 años, en los que pase por buenos y malos momentos y ahora que analizo todo con la cabeza fría me doy cuenta que fallamos en muchas cosas, pero que las razones más fuertes de nuestro fracaso fueron ¡¡“sus celos” y “mis mentiras”!!

La nicotina de las relaciones “El engaño”

La semana pasada me tocó ver a una amiga sufrir porque había terminado con su pololo, ¡¡nada más, ni nada menos, porque el muy fresco la engaño!! Y con la ex de él y amiga de ella ppfff!!! — ¡Cómo pueden existir tipos tan frescos!—pensé. Hasta que recordé que hace varios años (cuando era quinceañera) yo había hecho lo mismo, aunque no con el amigo de él y bajo circunstancias de tener un pololo “celópata”, con el que no podía terminar (seguramente por la falta de madurez). Y mientras buscaba una explicación lógica al porqué de mi engaño (aparte de la edad) recordé que cada vez que escuchaba que alguna chica había engañado a su pololo lo había hecho o por despecho o por qué no se sentía amada, ni valorada. Mientras que los hombres se justificaban con cosas como: —mi amor estaba curado, no sabía lo que hacía— o la típica — ¡yo no quería! Ella se me tiro encima—  pobres! jajaja...

Cuentas claras aseguran el olvido

Me la pase meses fantaseando con el momento en el que él llegaría pidiéndome que volviéramos a salir y por supuesto ese  momento nunca llego y lo único que llego fueron más fantasías que solo empeoraban la triste enfermedad de las falsas esperanzas.

Vive tú propio romance

Hace un par de meses un chico con el que salía, me enseño que para amar a alguien primero debíamos amarnos a nosotros mismos — ¿Cómo? — teniendo primero una relación con nosotros mismos. Sin embargo me parecía que él se enfocaba tanto en la búsqueda de momentos placenteros con el mismo, que olvidaba lo rico que se siente compartir tu vida con los demás.

Cuando dejamos de salir, me sentí muy mal, por lo que pase varios días tratando de sacarlo de mi mente, aunque no podía dejar  de torturarme con Facebook. Y cuando llegue al punto de revisar mi muro, el de él y el de la tipa que le escribió, fue cuando me di cuenta que la psicótica que todas llevamos dentro intentaba escapar.