¡Locas y que!

Si insisten en llamarnos ¡locas! Si cada vez que no entienden que los “si son sí y los no son no”. Si no entienden que es el lenguaje no verbal el que determina la respuesta y se golpean la cabeza tratando de entendernos, no encontrando nada mejor que llamarnos “locas”, neuróticas, paranoicas y cuanta cosa despectiva se les venga a la cabeza, ¡por favor¡ al menos admitan que somos de esas locuras ricas, adictivas, que les llena la vida y no lo digo porque yo sea mujer, lo digo porque he visto a mis amigos con cara de destello luminoso viendo a sus pololas (o a mi ex, que aunque le pusiera los nervios de punta, me seguía viendo igual) importándoles la nada misma si estamos locas o no.

Somos como un chocolate, no importa cuánto dure, importa nuestro mágico y rico sabor, que en grandes cantidades puede llevar a la locura. —mmm… entonces por eso somos tan dulces y locas— ¡pero admítanlo, les encanta!

Somos ¡locas y que! Disfrutamos de cosas simples (para nosotras) y locas para ellos. Pero entonces porque es tan disparatado para los chicos que nos hagamos las uñas, nos pongamos stikers y nos pintemos la puntita obsesivamente hasta que nos quede derechita, si ellos se pasan horas frente al computador jugando al pro evolution soccer o al starcraft y no sé qué más.

—Ppppffff… ¡locos ellos! — pero nosotras por lo menos lo admitimos ¡nos encantan! De hecho muchas de las cosas que hacemos son por ellos, así que valoren nuestra locura, que como dijo Shakira “si llego ayer, se puede ir mañana” quiérannos y dejen de decirnos locas, lo aceptamos y estamos orgullosas de serlo ya que disfrutamos cada segundo, cada manicure, no solo por el gusto de hacerlo y se los cuento como confidencia lo más entretenido de todas estas costumbres femeninas, es hablar entre amigas o en buen chileno “pelar” —jajajajajajaja— ¡somos felices! Y si ser feliz, es ser loca ¡somos locas y que!